"Lo importante no es el tiempo que estuviste
si no lo feliz que fuiste "
-Josefao

martes, 19 de junio de 2012

Un viaje inolvidable



Hace treinta y cinco años los padres de mi amigo se conocieron en Viña del Mar, Chile y después de solo tres días de conocerse fueron comprometidos. Apenas se casaron y se mudaran EEUU.  Por eso,  mi amigo no es de Chile aun tiene un nombre muy chileno, Marcos. De cualquier forma, después de dos meses de estar 5,700 millas de él  decidió visitarme para que pudiéramos viajar a Patagonia juntos. Para mi eso fue un sueno hecho realidad  porque quería conocer este paraíso por los últimos años.
Hace un par de años había visto una película se llama “180 Degrees South” que cuenta  la historia de un joven que viaja desde California a Patagonia para seguir el camino del fundador de la marca Patagonia y cuando la vi sabia que un día yo tenia que viajar allí.  No tuve que soñar con Patagonia más porque fue una realidad. Al principio, íbamos a ir a Torres de Paine, pero tuvimos complicaciones con los vuelos y después de buscar otros destinos en la inmensa Patagonia, decidimos ir a Valle Cochamó dos horas de Puerto Varas. 

Antes de saberlo estamos en el terminal de buses esperando un TURBUS. El bus salió de Viña del Mar hacia Santiago a las 3:00 de la tarde y de Santiago tomamos un bus 7:30 que duró  casi toda la noche a Puerto Varas.
Salimos del bus y la primera cosa que vi fue un jardín llenaba de las mas bellas flores que había visto. De todos las colores y brillantes, rosado, amarillos, naranjas.  ¡Yo sabia que habíamos llegado a un verdadero paraíso! Empezamos a caminar  hacia la ciudad de Puerto Varas porque y en ese momento nada me importaba ecepto gozar del todo alredor. Andábamos en el frío con nuestras mochilas pesadas y guatas vacías, pero no tuvimos ni una preocupación y estuvimos envuelto en el momento. ¡Cuando vimos el lago Llanquihue no podíamos creer los ojos!  Era inmenso y  con la niebla pareció como un imagen  de Nacional Geographic. Admiramos la tranquilidad del lago pero no pudimos ignorar las tripas que nos estaban haciendo ruido y encontramos un lugar para comer al frente del lago.  El local  se llamaba  Cassis Chocolatería y Cafetería y del nombre yo sabia que fue posible ordenar mi extrañado cafecito. Tuve razón. No solo tenia café sino también cual quier tipo de café con expreso que puedes imaginar. Ambos de nosotros ordenamos un especial y no y no teníamos idea de cuanta omida íbamos a llevar a nosotros.  Café exquisito, huevo, queso fresco, tomate, pan fresco con mermelada casera, jamón, jugo de chirimoya, pastel de queso, croissant, nos trajeron comida después de comida y nos sentimos como realeza.  Después de desayunar, estábamos listo para conocer Puerto Varas antes de viajar a la valle.  Dejamos nuestras cosas en una cabaña y encontramos una tienda de bicicletas. ¡Que mejor manera de conocer la cuidad! Nos pusimos los cascos y fuimos a dar una vuelta sin destinación en bicicleta. Seguimos la orilla del lago hacia ensenada. Todo era verde y el aire fresco. Paramos a vez en cuando para comer las frambuesas salvajes que crecían en ambos lados de la calle. No había nadie en el camino,  personas ni autos, y sin horario andábamos explorando.  Nunca había tendido demasiado asombro. Recorrimos por algunas horas antes de encontrar un lugar se llamaba Playa Hermosa. Tuvimos que seguir un camino de tierra colina abajo. Pese que era un lago en realidad parecía como una playa con arena.

El día siguiente nos tuvimos que despertar temprano para tomar un colectivo desde Puerto Varas a la entrada de la Junta. El viaje demora casi dos horas pero las vistas fueron inolvidables. Cruzamos un puente arriba de la Reloncavi Fjord antes de Cochamó y no podía creer que estaba en el mismo país que tenia el desierto más seco del mundo. Por fin, llegamos al entrada y nos de cuenta inmediatamente que el camino estaba lleno, pero lleno, del barro.  Habíamos escuchado que en el sur siempre llueve así que venimos preparados para la lluvia, no obstante en algunos lugares el barro casi alcanzaba mi rodilla.  Había un arco iris de hojas amarillos, rojos, verdes,  en el suelo que nos ayudo no resbalar. Caminamos por casi dos horas cuando vimos un vado arribo de un río celeste y claro. El vado no era un puente sino que un trunco. Tuvimos que cruzar con demasiado cuidado y cuando alcanzamos el otro lado empezó a llover. 
Me di cuenta ese día que la lluvia en el sur es imprevisible. Se puede ver toda las estaciones en algunas horas. El sol, viento, la lluvia viene de repente; sin embargo como dije antes aprovechamos cada instante allí. Habíamos estado mochiliando por casi seis horas cuando el camino se convirtió en un saliente con una carreta chiquitita ligada a una cuerda. Sabíamos que teníamos  que cruzar pero no había instrucciones o nada (y encima de todo tenia miedo de las alturas). Abajo había un río pintoresco pero yo periferia no estar arriba del río. Debido al tamaño a la carreta tuvimos que cruzar separados con nuestras mochilas. mi amigo, como caballero ofreció ir primero, pero yo dije si el Moria me dejaría sola. Cargó su mochila adentro y en este instante la cajito de vino que llevamos con nosotros rompió ¡ que hay mejor que tomar un sorbito de vino tinto cuando alguien tiene miedo de las alturas! Y eso es lo que hice.  Allí estábamos en la lluvia torrencial, con un cajita rota de vino, y una desafía al frente. Mi amigo entro al carito , contó a tres, y se fue. En la mitad de la curva tuvo que parar se para tirar la cuera con el fin de moverse.  Logre  sin problema y después  fue mi turno. Saltee adentro, me agarre el carrito con todo mi fuerza, conté a tres y grite. Me dio un descarga de adrenalina inmensa pero lo mas importante es que sobreviví.
Antes de saberlo fue anochecer y todavía no habíamos llegado al refugio. No tuvimos ninguna Manera comunicar con el refugio y empezamos a preocuparnos. De repente escuchamos un ruido, como el  canto de pájaro (sin gracia) y nos dimos cuenta que no fue un pájaro pero una persona. Resulta que fue el interno del refugio y nos estaba buscando. Al final llegamos al refugio completamente mojado. Tuvimos que sacar los zapatos,  las chaquetas, y dejar todo afuera debajo de la cubierta del patio.  Monita, la dueña del Refugio estaba esperando nos con dos tasas calentitas de té. Adentro solo había la luz del fuego y velas porque no tenían mucha electricidad. Monito nos hizo una pizza hecho de mano con ajo entero, cebollas, y tomate. Tuvimos demasiado frío y fue increíble comer algo rico y caliente. 
la naturaleza que vimos fue  inexplicable. Uno de los días caminamos un camino de montanas se llamaba circuito de las cascadas y después tratamos a encontrar el mirador arco iris. No había ni una persona en el camino y vimos cascada después cascada. Había una parte en el camino donde tuvimos que cruzar un acantilado sesgado. Otra vez no había instrucciones para cruzar-  a lo mejor instrucciones son muy gringo.  Te prometo que allá en el Valle Cochamó que no hay horarios o horas solo día y noche. Me sentía viva y libre de las restricciones de fechas de entrega y estrés cuándo estuve en el valle. 







El ultimo día decidimos regresar a caballo un huaso que vivía en el valle con su familia. Cuando era niña siempre había tenido caballos por que a mi madre le encantaba ,así que para mi no fue algo distinto; sin embargo, mi amigo nunca había montado caballo y fue muy entretenido verlo. De hecho una sonrisa gigante quedó en su cara casi toda la vuelta excepto cuando su caballo se paró en el río. El barro fue peor esta vez que cuando subimos y me sorprendí que él no tuvo miedo porque el camino fue técnico y a veces los caballos resbalaba.  Marcos me dijo que su abuelo fue un huaso, el dueño de un campo, y por eso estaba en su sangre montar caballo: me hizo reír.  Los caballos solo llagaron hasta un punto destinado y de allí Marcos y yo caminamos 8 kilometres para tomar el bus a puerto varas.  El bus llegó y dormí todo el viaje aun que estábamos hediondas (la culpa de los caballos) y mojados. Cuando regresamos a puerto Varas sabíamos que no podríamos tomar el bus a Santiago así y decidimos ir a un restaurante para comer y cambiar ropa. Hicimos algo espontáneo y preguntamos un señor que estaba caminando por la calle su local favorito y nos dio la dirección a Chamaca Inn Restaurante. Entramos y con nuestras mochilas gigantes y las personas que estaba trabajando se rieron de nosotros. Cambiamos ropa y trate de secar mi el pelo con la secamanos lo que no funcionó muy bien. Sin duda la comida en ese local fue mas rico en Puerto Varas.  Pedí  Fettuccini Alfredo cremoso con camarones y  Marcos ordenó Paila Marina. Lamentablemente, después de cenar tuvimos que tomar el bus para regresar a Viña del Mar. Tenia ganas de quedar, de hecho, no sé como salí un lugar tan hermoso. 

lunes, 18 de junio de 2012

Mi tiempo en Chile ha sido como una empanda de pino


Mi tiempo en Chile ha sido como una empanda de pino. Es probable que piense que escribí eso después de tomar el famoso vino tinto de chile porque ¿donde esta la conexión? Para mi es imposible describir chile sin incluir la comida por algunas razones que voy a mencionar mas adelante. A lo mejor esta pensando “Bueno, pero porque una empanada de Pino?” Cuando empecé a pensar en un objeto que podría usar como una herramienta en la descripción de mi tiempo aquí y decidí  que era casi imposible elegir solo un objeto. Lo difícil fue que muchos objetos expresan solo una idea sencilla y eso no funcionaria porque mi tiempo ha estado lleno de emociones, personas nuevas, lugares encantados, aventuras, amistades y, por supuesto, empanadas. Estaba sentada quieta un día cuando de repente la idea me vino  . Me di cuenta de que podía relacionar las ingredientes de una receta a mi experiencia, y para esto, una empanada funciona perfectamente.
 Vamos a empezar con lo mas rico, el relleno.  Adentro de una empanada hay una mezcla de sabores distintos que forman un relleno exquisito. Del mismo modo, mi reflexión es una mezcla de todo, lo dulce, picante, y sabroso. Cuando toma su primer bocado de una empanada el sabor más notable es la carne. En esta comparación el carne representa el castellano porque a través de un idioma es posible conocer la cultura. He aprendido y usado los modismos (¿cachai?) sin numero de Chile , leído un libro de Violeta Parra y otra novela de Isabel Allende, hablado con los pajaritos del sur y los campesinos del interior, cantado y aprendido mucho en castellano. Es increíble ver el mundo de una perspectiva nueva a través del lengua.


La cebolla y el ajo también dan mucho sabor a la empeñada y, por eso, pienso que el arte y la música  son adecuado por esta comparación. En Chile, no puedo escapar la música: esta en los metros, en los colectivos, la radio de mi hermanito, y la escucho por los auriculares de los chilenos que andan sin importar la altura de su música. A la vez, mi experiencia aquí no sería lo mismo si no hubiera conocido grupos como Manuel García, los Jaivas, el himno de Valparaíso, y la cueca. También, el arte de Valparaíso tiene un sabor dominante  en cuidad. Está en todas las esquinas y calles ( y a veces se puede encontrar en una galería).

Además del ajo y cebolla, los condimentos añadan especias ricas y color. Es importante saber que todos los condimentos en una empanada tiene sabores distintos y incluyen orégano, pimienta, sal, ají de color, y comino. Esa elección fue lo mas fácil porque me encontraba siempre  en la mitad de los conflictos sociales. Participé en una marcha solidaria para Aysén (aunque fue prohibido), escribí una carta al periódico El Mercurio de Valparaiso sobre el patrimonio de la humanidad y las mega empresas, y hable con muchas de mis compañeros sobre la educación gratuita que han querido por mucho tiempo.

No se puede olvidar lo dulce de la empanada, las pasas. No voy a olvidar cuando mi amigo de EEUU vino a visitarme y vimos la belleza del sur cuando mochiliamos en el valle de Cochamó. Las personas de Argentina y Nueva Zelandia que conocimos fueron inolvidables. El ultimo ingrediente del relleno es el huevo duro. Creo que representa todas las experiencias nuevas que he tenido como el transporte publico, los perros en la calle, y la diferencia en el horario de carretear y mucho mas.    
          Todos los ingredientes mencionados son distintos y forman un relleno delicioso, pero sin la maza no formarían una empanada. La maza representa para mi algo que me trae consuelo y me da energía. Mi familia chilena sin duda  es la maza de mi empanada. He pasado veces incontables en la cocina con mi mamá  chilena y hemos cocinado de todo. Mientras de cocinar y experimentar con los sabores hablamos de la vida, contamos cuentos, y probamos lo que estamos haciendo. Cocinar me hace sentir en casa cuando extraño mi hogar o mis amigas. Esto solo es un parte de la masa porque toda mi familia ha sido como un regalo y no se que hubiera hecho sin ellos. No estoy lista salir del país o sea hay mucho mas que quiero conocer aquí. Sin embargo, hay momentos para todo y un día espero regresar a mi querido Chile.














Cumpleaños de mi mamá chilena


Los chilenos saben como celebrar un cumpleaños. Por lo general no se va a una restaurante lujoso se pasa en la casa con familia y amigos. ¿Qué hacen? Conversar, comer, tomar, bailar y  se repita el ciclo. De hecho, eso puede durar por toda la noche.  El 18 de abril fue el cumpleaños de mi mamá chilena. La dio el sobrenombre “Súper Mamá” ni primera semana en Chile porque ella hace de todo y todavía la llamo así.  Cuando llegue del trabajo a la librería mis padres ya habían empezado con la cena.  Me metí  en la cocina a las 3  de la tarde para ayudar y no la salí hasta casi 8 cuando todos llegaron. Hice jengibre  Soar para todos del jengibre fresco, pisco, limón y azúcar flor y mi papá me enseñó como hacer un asado. Desde nuestro primer asado había pensado y como siempre prepara el carne tan rico y ese día aprendí sus secretos: carbón caliente y sal.  Cuando todos habían llegado nos sentamos alredor de la mesa y comimos por horas y horas.  Las copas de vino (de todos) seguían estando llenado gracias a mi papá chilena.  A la medianoche mas o menos nos pusimos cantar “cumpleaños feliz” y después seguimos comiendo y cortamos el pastel.  Cuando todos los invitados habían salido, seguí celebrando con mi familia hasta las 3. Fue una experiencia tan especial ser parte de una celebración así y me sentía como parte de la familia. 

Gringa en Chile



Hace 4 meses mi aventura en Chile empezó. Antes de llegar a Chile les decía a todos mis amigos que no tenia ninguna expectativa de cómo Chile sería y que estaba completamente lista para una experiencia nueva y desconocida. Aunque trataba de no tener expectaciones a veces me quedó  completamente sorprendida con las diferencias, ambos pequeños e inmensos,  entre la cultura en Chile y EEUU. Me acuerdo del primer día, no había dormido en casi dos días debido al vuelo y como fanática de café tenia un dolor inmenso de cabeza por no tomarlo. Después de viajar al hotel, comimos almuerzo con el grupo de International Studies Abroad, y tuvimos un orientación breve. Cuando la directora del programa nos preguntó “¿Quién quiere te o café? “ me sentía aliviada, “ ¡por fin!” Sin embargo, cuando nos servio el café no había un café de bolsa sino que agua caliente con un taro de café instantáneo. ¿Café instantáneo? Solo había probado dos veces en mi vida una vez cuando fui acampar y otra vez para ver si realmente el polvo de café desparece. Esta fue mi primera experiencia con café instantáneo en Chile pero no sería la ultima. Ahora lo tomo por las mañanas para tomar algo caliente pero no me da consuelo como el olor rico de una taza de cafecito recién hecho.  Yo no sabia que café fue un lujo tan importante en mi vida hasta que empezara a tomar café instantáneo. Aunque suena como un Chiste toda vía echo de menos mi cafecito de bolsa.

Nuestros primeros días en Chile estuvieron lleno de actividades que el cambio mas notable para mi fue el café, pero cuando llegue a Viña del Mar y Valparaíso para comenzar mi experiencia como estudiante  observe diferencias mas grandes. Por ejemplo,  Valparaíso es una cuidad encantadora con sus cerros sin numero, miradores maravillosos, y calles sinuosas, sino que los olores, el viento, y el transporte pueden ser irreprimibles para alguien que le gusta el orden. 
Para mi el transporte fue un cambio fuerte. Estaba acostumbrada tener un auto mío en California y Chile uso solo transporte publico. Además no solo uso una forma de transporte publico pero todos: las micros, los colectivos, el metro, los ascensores, y a vez en cuando los trolebuses.  Al principio me costo y  las experiencias que he tenido son numerosazas. La primera vez que tome una micro no sabia como avisar el conductor que tenia que bajarme y resulta que estuve perdida en el final. También cuando un jeep Cayo en la línea de metro y tuve que bajarme en una estación desconocida no sabia como regresar. Esas son experiencias inevitables cuando uno no esta acostumbrado usar transporte publico; sin embargo, hay otros cambios que no preveía.
Por ejemplo,  mi familia chilena decidió que era importante ver la cuidad la primera noche que pasé con ellos, así que me llevaron  en auto a ver Valparaíso. Era al anochecer y cuando estábamos manejando por las calles de Valparaíso,  grité y cubrí mis ojos porque pensé que íbamos a chocar con una persona y perro a la vez. Mi papá chileno se río un poco y me explicó  que  En chile muchas veces los autos no respectan a los pasos peatonales cuando las personas las usan los autos no respectan a las personas. No puedo contar cuantos veces he pensado que una  iba a morir debido a cruzar una calle principal porque no querían esperar.  Además, mi primaría semana en Chile descubrí que  en Chile no se toca la bocina solo cuando los autos van a chocar o para expresar riña de transito. De hecho hay 5  mas razones principales para tocar la bocina en Chile.





1. Una persona esta cruzando la calle y el conductor de cualquier auto la quiere apurar
2.  Para decir, “ ¡Oye, guapa!” (Es probable que experimentaste eso, si  eres una mujer y se vea la cara del conductor en el espejo después de haberte pasado.


3. Las micros hablan un idioma de la bocina y toda vía no entiendo todo los significados
4.     Cuando los conductores de colectivos quieren más pasajeros y ven un peatón caminando por la calle.


5.      Cuando el conductor esta aburrido porque no hay otra razón.


He manejado por  casi 7 anos y solo he tocada la bocina 3 veces así que puedes imaginar cual grande el cambio fue para mi. Ahora me siento que el sonido de la bocina es parte de la canción ambiental de Valparaíso .

Además de una diferencia en el transporte, la conciencia social  me ha llamado la atención mucho durante mi tiempo aquí en Chile. En EEUU parece que para todos alumnos en la universidad, con la excepción de los alumnos de las ciencias políticas y los que quieren cuidar el medio ambiental,  los problemas sociales son noticias que se puede ver a través de la televisión y no más. Antes de llegar en Chile, había escuchado de las marchas estudiantiles sino que no sabia el contexto o los motivos.  Ahora no solo entiendo el contexto del movimiento estudiantil sino también he tenido muchos diálogos con chilenos que tienen opiniones del tema y estoy de acuerdo con lo que quieren. La mayoría de chilenos me parecen activistas de una u otra forma.  Por ejemplo, si no están a favor del movimiento estudiantil es probable que tengan opiniones del lo que esta pasando con el salario mínimo y vital  en Aysén o con las represas en Patagonia. Para mi,  la conciencia social es tan fuerte que me ha influido mucho. Por ejemplo, antes no leía las noticias y pensaba que es imposible hacer la diferencia en los problemas sociales; sin embargo ahora no solo leo las noticias sino también he escrito a un periódico de la cuidad (para ver más).  ¿Si uno no sabe lo que esta pasando como va a hacer la diferencia o el tema? Conté tres diferencias culturales que no son muy distintos aun que hay mucho mas.  Con todos los cambios aprendí que si se toma todo con paciencia y tranquilidad se puede acostumbrarse a casi todo.



Trabajo voluntario inesperado: la Libreria Ivens



¿Qué pasó?

Había estado trabajando en la Librería Ivens por 2 semanas cuando el dueño de la librería me contó algo que me sorprendió mucho.  Un dia cuando estaba trabajando me dijo, “Karlita, mira eso. Tengo que decirte algo.” Me mostró el periódico del día y en la primera pagina había una foto de nuestro local. Estaba confundida ¿ porque estaríamos en el periódico? Me explicó que había un nuevo dueño del edificio y que decidió aumentar el arriendo 5 veces.

Pensé como podía ser posible, la librería estaba ubicado en una parte de la patrimonio de la humanidad, había  tenido una historia de más de 120 anos y además todos dijeron que era parte del patrimonio inmaterial de Valparaíso. Lo peor de todo fue que la única compañía que pudo pagar el arriendo nuevo fue una empresa telefónica. Me dio mucho rabia saber de eso y sabia que tenia que hacer algo, entonces conté lo que pasó a mis amigas, familia chilena y algunos profesores muchos me dijeron “Pero así es la vida. Eso siempre pasa a las empresas chicas y es parte de la vida.” También pensé ¿Qué podría hacer, solo soy una persona y además una extranjera? Por otro lado, hay una cita de George Bernard Shaw que me hizo pensar que necesitaba hacer algo dice, “En una batalla solo lo que necesitas para crear una lucha es un poco de sangre caliente y la conciencia que es mas peligroso perder que ganar.” .

 Aunque todos mis amigos tuvieron razón, no pude quedar callada  porque sabia que la cuidad perdiera una parte grande de la cuidad. Decidí escribir el periódico con el apoyo de mi profesora. Para mi sorpresa mi carta fue publicada dos veces- una el 15 de mayo en el Mercurio de Valparaíso  y la otra en el Mercurio de Santiago el 17 de mayo.


 Librería Ivens 

Señor Director,  
Lamentablemente, parece que se puede vender todo hoy en día. Pero ¿me puede decir cuánto cuesta la cultura de una ciudad, la historia o el patrimonio de la humanidad? Como extranjera y estudiante de intercambio en la PUCV, no puedo dejar de pensar en la bella historia que Valparaíso tiene y cómo una parte de esa belleza se desteñirá cuando la Librería Ivens cierre.
Hace un mes conocí el local. Cuando entré inmediatamente me di cuenta que en realidad era más que una tienda de libros, era una parte de la historia de Chile. Me enamoré del lugar y le pedí al dueño si era posible 

hacer un trabajo voluntario para aprender más sobre Valparaíso.
Hace poco me enteré del cambio de dueños, del alza del arriendo, del inminente cierre y me pregunté: ¿Quién va a proteger la joya que me enseñó la historia de Chile? A los que viven en Valparaíso y todo Chile les pido que miren la riqueza que tienen como capital cultural y que no dejen que se pierda este pedazo de su historia.
Karlee Chalison